Sigue la disputa entre Estados Unidos y México por el caso de la calificación ‘Dolphin Safe’. Esta vez es Mark Robertson, de Potomac Global Advisors, quién ha decidido hablar a favor de la industria atunera mexicana en Bangkok este año. Señaló que los últimos cambios en las regulaciones para el comercio de atún en Estados Unidos  aún distan de cumplir con lo sugerido por la Organización Mundial del Comercio. Este caso que ha estado en curso desde 2008, tuvo acontecimientos importantes este año cuando en marzo México anunció que tenía la intención de solicitar autorización a la OMC para imponer $ 472 millones en sanciones de represalias contra los EE.UU.

Esto ya tenía un precedente en el hecho de que en  noviembre de 2015, la OMC confirmó sus fallos anteriores declarando que los EE.UU. en efecto dispone de regulaciones discriminatorias contra las importaciones de atún mexicano mediante la aplicación de reglas de documentación y verificación de captura más estrictas a las flotas pesqueras de México en el Océano Pacífico tropical, en comparación con las reglas que se aplican a otras flotas. El fallo fue la cuarta decisión consecutiva en la OMC contra los EE.UU. sobre el tema.

Poco después del anuncio de México, la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos extendió las reglas actuales para el atún tropical del Océano Pacífico hacia el resto del mundo, en un intento de poner fin a la disputa comercial con México y evitar la penalización financiera.

El 22 de marzo la administración Obama dio a conocer una revisión de la etiqueta Dolphin Safe, lo que tiene por objeto mejorar la documentación que acredite la precisión de la etiqueta Dolphin Safe.

Sin embargo Robertson se mostró escéptico Para él las prácticas discriminatorias continúan, afirmando que aún coexisten dos conjuntos distintos de reglas para el etiquetado, verificación y trazabilidad, una para el Pacífico tropical oriental y otro para el resto del mundo.

«El 21 de marzo EE.UU., por segunda vez, emitió un nuevo reglamento que, afirma, lo pone en cumplimiento de las resoluciones de la OMC. Pero no lo hace » dijo. «Estados Unidos ha fallado una vez más en hacer frente a la multitud de cuestiones planteadas por la OMC y la discriminación contra el atún de México persiste.»

También señaló los problemas derivados de la poca precisión y confiabilidad que representa la etiqueta Dolphin Safe. Apuntó a tres factores: el primero que existe poca confianza en la auto-certificación del capitán del buque en Dolphin Safe. En segundo lugar, los capitanes no poseen el entrenamiento y la capacidad para determinar el daño causado a los delfines y, en tercer lugar, la metodología falla en proveer, en aras de la  veracidad en la trazabilidad, documentación a través de la cadena de suministro.

Agregó varias conclusiones relativas a la OMC, las más importantes: que la etiqueta «induce al error y no informa»; que las reivindicaciones no son verificables o rastreables; y que los EE.UU. están «haciendo caso omiso de la alta incidencia de la mortalidad de delfines en otros océanos, lo que socava su pretensión de tolerancia cero en mortalidad de los delfines».

Robertson terminó su presentación afirmando que «el tiempo y la utilidad de Dolphin Safe ha pasado», y en su lugar puso de relieve la certificación del MSC como un estándar más fiable. En este sentido el año pasado, se ha introducido la aleta amarilla y barrilete procedente del Pacífico tropical del noreste para su evaluación por la Alianza del Pacífico para el atún sostenible con el objetivo de obtener la certificación del MSC.