Resumen. Las capturas pesqueras globales y la producción acuícola están asegurando al menos la provisión de casi 20 kg/persona/año, lo que ayuda a cumplir con uno de los objetivos de las metas del milenio y del buen vivir.

En la pesquería del atún, el volumen capturado sigue en aumento relativamente controlado, con medidas que han permitido mantener la captura de ciertos stocks (barrilete, aleta amarilla, patudo) alrededor del MSY, pero en otros casos el manejo no ha sido exitoso, como el de aleta azul.

En general, la conservación del atún a nivel global y regional con su impacto en la economía, seguridad alimentaria, ambiental, así como la salud de las poblaciones de atún añadido al impacto que han tenido y tienen las medidas de manejo. A esto se añaden las condiciones oceanográficas que en el océano Pacífico ecuatorial tienen cambios importantes, que deben ser considerados para estructurar y tomar medidas de manejo pertinentes que aseguren poblaciones de atunes saludables y mantengan un sector productivo saludable con el menor impacto ambiental posible.

La pesquería del atún ha aportado al incremento del consumo de pesca per cápita, ya que se registra un notable incremento de alrededor de un millón desde el año 2000.

 

De acuerdo con la FAO, desde el 2011 al 2014 la tasa de crecimiento de la población anual fue de alrededor de 1,38%, mientras que los recursos pesqueros crecieron un promedio de 2,38%. La tasa de incremento de pesca del atún fue 4% del 2013 al 2104.

Si bien es cierto que la teoría de Malthus no aplica en este caso, no se la debe dejar a un costado, ya que existen otros recursos que sí ajustan a ella. El manejo sustentable de recursos propuesto por Bruntland es una necesidad imperante en las pesquerías como en cualquier otro recurso.

Introducción: Thomas Malthus in 1786 advertía en su Ensayo sobre el principio de la población, que mientras la población (n, número de generaciones) crecía con una función geométrica (2n ), los recursos de sustentación del hombre lo hacían en función aritmética (n+1); esta advertencia genera grandes discusiones hasta el día de hoy, aunque si bien es cierto Malthus no pudo prever que la aplicación de ciencia y tecnología incidiría en una elevada producción de alimentos y que la población reduciría su tasa anual de crecimiento a alrededor de 0,5%, y que la producción de alimentos sería en forma exponencial en muchos casos, el problema de la sobrepoblación genera inquietudes y amplios foros de discusión y análisis.

Actualmente, el criterio de sustentabilidad (Bruntland, 1987), que establece asegurar la satisfacción de las necesidades de la presente y futuras inmediatas generaciones sin alterar o afectar mínimamente el ambiente es otra razón de análisis, decisiones, etc.

Así, la necesidad de asegurar la satisfacción de las necesidades del ser humano deriva en mantener y cuidar el medio ambiente, sus recursos e interacciones, a lo largo de todos los niveles tróficos (Pauli et al., 1988), de otra forma eventualmente la falta de alimentos e impacto ambiental provocaría un caos (Wood, 1986). La sustentabilidad de los recursos se torna un mandato.

Entre la variada gama de tipo de alimentos, los pesqueros aparte de proveer alimento de alto grado nutricional, aprovisiona los aceites w-3 “fatty acids”: Eicosapentaenoic acid (EPA), and docosahexaenoic acid (DHA) que solo son encontrados en aceites de origen marino (fitoplancton, algas, peces, etc.). Estos compuestos son entre muchos otros muy importantes para la dieta de las personas.

Los recursos pesqueros son renovables, aunque pueden ser vulnerables a la sobreexplotación. El presente artículo evalúa brevemente la situación de las pesquerías en términos de su importancia como alimento y la sustentabilidad (manejo) de estos enfocados en el recurso atún. El estado de las pesquerías del atún ha sido sujeto en dos recientes reportes: FAO e ISSF (International Seafood Sustainability Foundation).

A nivel global, la FAO en su reporte bianual del 2016, el cual está dirigido a analizar todas las pesquerías y su aporte a la seguridad alimentaria del planeta, ha declarado que el estado de ciertas poblaciones pesqueras ha mejorado (aunque de manera ligera) debido a los diferentes y mejores tipos de manejo que se han dado a nivel nacional, internacional y regional.

La producción o extracción pesquera marina, se mantiene alrededor de 81,5 millones de toneladas (Fig. 1) métricas ™, mientras que la producción total acuícola ha registrado casi 74 millones tm (Tabla 1). El reporte señala que existe una flota de 4,6 millones de unidades; de las cuales, 75% son de Asia, África 15%, mientras que Latinoamérica y Caribe comprende el 6%, Europa 2% y Norteamérica 2%.

La FAO remarca que el porcentaje de poblaciones que son capturadas por encima del Máximo Rendimiento Sustentable (MSY por sus siglas en inglés), se incrementó notablemente entre 1970 y 1980, después de los 90 la tasa de incremento porcentual en tiempo ha sido menor. Al 2014, el 58,1 y 10,5% de las poblaciones son capturadas alrededor y por debajo del MSY, respectivamente, el 31,4% se considera en la categoría de sobrepesca o capturas por encima del MSY.

Por otro lado, al 2014 se registran nuevo récords de capturas en cuatro especies de alto valor comercial como es el atún, langostas, camarones y cefalópodos. Las capturas del atún (más especies parecidas) llegan a los 7,7 millones de toneladas métricas ™, de ellos 3 y 1,5 millones tm corresponde a barrilete y aleta amarilla. El estado de salud de las poblaciones del atún.

En relación con el atún (23 poblaciones), según la ISSF, al 2104 se reportaron capturas que llegaron a los 5 millones tm; 55% fue barrilete (2,75 millones tm), 27% aleta amarilla, 8% patudo, 5% albacora y solo 1% aleta azul. Cuarenta y cuatro por ciento de las 23 poblaciones están saludables, 9 de ellas están sobreexplotadas y 4 aparecen en un nivel intermedio.

En términos de capturas, 48% están siendo capturados a una baja tasa de mortalidad, 35% están siendo manejadas apropiadamente, 17% están sobreexplotadas. En relación con la captura total, 77% de atún capturado proviene de poblaciones saludables, esto porque el 55% de la captura total pertenece a barrilete; esta especie se la considera en estado saludable (IATTC, 2016), mientras que la captura de aleta amarilla está alrededor del MSY; la población y pesca del patudo siempre está en discusión.

 

El impacto de las medidas de manejo

Recientemente se ha publicado un paper en relación con los impactos de los factores biológicos, económicos y de manejo en el estado de las poblaciones de atunes y “billfish” como pez espada, pez vela y marlín (Effects of biological, economic and management factors on tuna and billfish stock status, Pons et al., 2016). Pons y sus colegas reportan que si bien es cierto el manejo basado en vedas temporales o espaciales (ej. El Corralito), y restricciones en tamaño mínimo han sido importantes en reducir la presión de pesca, el uso de cuotas asignadas (TAC, total allowed catch) ha permitido una recuperación más acelerada de poblaciones bajo condición de sobrepesca. Pons y sus colegas sugieren a las organizaciones regionales de manejo (RMOs) de pesca tomar este tipo de medidas para reconstruir poblaciones de peces pelágicos grandes que hayan sido o estén sobreexplotados. Las condiciones oceanográficas, de manera particular eventos de alta frecuencia (ocurren cada 3-7 años) como El Niño y La Niña en el Pacífico ecuatorial este (parte del OPO) y los de baja frecuencia denominado PDO (Pacific Decadal Oscillation), los cuales ocurren en periodos de 25-30 años, afectan las condiciones térmicas superficiales y subsuperficiales, así como producción primaria que a su vez influyen en la disponibilidad de captura, biomasa e inclusive en el tamaño del atún. Ormaza-González et al. (2016) han reportado que las descargas de atún en el OPO desde 1980 a 1999 fueron afectadas hasta 9% por estos eventos, pero en el periodo 2000-2012 fue de 22% el impacto. Los autores, probaron que durante los PDO fríos la biomasa de atún tiende a incrementar como consecuencia de mayor flujo de nutrientes traídos por las corrientes de Humboldt y Cromwell que afloran a la superficie (trayendo nutrientes) y son predominantes durante los PDO fríos. Actualmente el OPO está en un PDO frío que debe extenderse hasta 2025-2030.

Los modeladores de manejo de pesquerías ya comienzan a explorar la variación de condiciones oceanográficas en sus análisis de cómo se comportan las pesquerías, la CIAT (2016) reporta que fenómenos oceanográficos como El Niño 1982-1983 y 1997-1998 hicieron que los atunes sean menos vulnerables a la captura por parte de los cerqueros, ya que la termoclina descendió por debajo de los 100 metros de profundidad, cuando en condiciones normales es alrededor de 30 metros. Igualmente aluden que el reclutamiento de la aleta amarilla se incrementa con El Niño.

La seguridad alimentaria tiene un aporte importante por parte de las pesquerías globales, según la FAO (2016), el consumo de pescado ha incrementado de 9,9 en 1960 a 19,7 en el 2013, y datos preliminares para el 2014-2014 sugieren un nuevo incremento en el consumo per cápita anual por encima de 20 kg. El incremento se debe a i) reducción de descartes en alta mar, ii) mejor utilización del recurso, iii) procesos de industrialización (conservas, reducción) han mejorado por las tecnologías (nuevos equipos) y procesos de calidad, iv) los canales de distribución y creciente demanda han mejorado e incrementado por el crecimiento de la población, v) incremento de salarios, vi) urbanización, y vii) comercio internacional.


En la tabla 1, los datos anuales de población y producción pesquera indican que la primera ha crecido desde el 2011 al 2014 a una tasa porcentual de 1,40 (2012), 1,38 (2013), 1,38 (2014), mientras que la segunda lo hizo a 1,45, 3,13 y 2,7, respectivamente. Es decir, en este rubro, la propuesta de Malthus no se aplicaría, ya que el recurso pesca creció por encima del incremento poblacional, mientras que la propuesta de Bruntland sobre sustentabilidad se ha logrado, además se muestra que el manejo de los recursos pesqueros es posible.

 

Conclusión:

Las capturas pesqueras globales y la producción acuícola están asegurando al menos la provisión de casi 20 kg/persona/año, lo que ayuda a cumplir con uno de los objetivos de las metas del milenio y del buen vivir.

Por otro lado, el manejo pesquero dado por las autoridades nacionales y RMOs asociados a lineamientos generales de la FAO, como el Código de Pesca Responsable, está mostrando resultados relativamente exitosos, aunque estos sean pocos, lentos o ligeros. En la pesquería del atún, el volumen capturado sigue en aumento relativamente controlado, con medidas que han permitido mantener la captura de ciertos stocks (barrilete, aleta amarilla, patudo) alrededor del MSY, pero en otros casos el manejo no ha sido exitoso, como el de aleta azul (Fromentin y Powers 2005; Worm et al. 2009).

En general, la conservación del atún a nivel global y regional con su impacto en la economía, seguridad alimentaria, ambiental, así como la salud de las poblaciones de atún, añadido al impacto que han tenido y tienen las medidas de manejo, de las cuales los TAC prueban ser las más eficientes para recuperar poblaciones, y encima de esto las condiciones oceanográficas que en el OPO tienen cambios importantes, deben ser consideradas para estructurar y tomar medidas de manejo pertinentes que aseguren poblaciones de atún saludables y mantengan un sector productivo saludable con el menor impacto ambiental posible.

La pesquería del atún ha aportado al incremento del consumo per cápita, ya que se registra un notable incremento de alrededor de un millón desde el año 2000. De acuerdo con la FAO (Tabla 1), desde el 2011 al 2014 la tasa de crecimiento de la población anual fue alrededor de 1,38%, mientras que los recursos pesqueros crecieron un promedio de 2,38%, mientras la del atún fue 4% del 2013 al 2104 (ISSF, 2016).

Si bien es cierto que la teoría de Malthus no aplica en este caso, no se la debe dejar a un costado, ya que existen otros recursos que sí ajustan a ella. El manejo sustentable de recursos propuesto por Bruntland es una necesidad imperante en las pesquerías como en cualquier otro recurso.

 

Referencias:
CIAT (2016). THE FISHERY FOR TUNAS AND BILLFISHES IN THE EASTERN PACIFIC OCEAN IN 2015.
DOCUMENT SAC-07-03a. Prelimary document.
http://www.iattc.org/Meetings/Meetings2016/SAC7/PDFfiles/SAC-07-03a-Fishery-in-the-EPO-2015.pdf FAO. 2016. The State of World Fisheries and Aquaculture 2016. Contributing to food security and nutrition for all. Rome. 200 pp. ISSF. 2016. ISSF Tuna Stock Status Update, 2016: Status of the world fisheries for tuna. ISSF Technical Report 2016-05A. International Seafood Sustainability Foundation, Washington, D.C., USA. Fromentin, J.-M. and Powers, J.E. (2005) Atlantic Bluefin tuna: population dynamics, ecology, fisheries and management. Fish and Fisheries 6, 281–306. Ormaza-González Franklin , Alejandra Mora-Cervetto, and Raquel María Bermúdez-Martínez (2016) Relationships between tuna catch and variable frequency oceanographic conditions. Adv. Geosci., 42, 83–90, 2016 www.adv-geosci.net/42/83/2016/ doi:10.5194/adgeo-42-83-2016 Pons et al. (2016). Effects of biological, economic and management factors on tuna and billfish stock status. Fish and fisheries. DOI: 10.1111/faf.12163 Malthus, T.R. (1786). Ensayo sobre el principio de la población. Madrid, 1846, pág. 2 Wood, J. C. (1986). Thomas Robert Malthus: Critical Assesments. Londres: Croom Helm. Editorial. Londres. ISBN 10: 0709936508 / ISBN 13: 9780709936503 Worm, B., Hilborn, R., Baum, J.K., et al. (2009) Rebuilding global fisheries. Science (New York, N.Y.) 325, 578–585.
Fig. 1. Capturas y producción acuícola en tiempo. Fuente: FAO (2016).
Tabla 1. Volúmenes de captura y producción acuícola en el mundo desde el 2009 al 2014.